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Sísifo es un personaje de la mitología griega, conocido por ser el fundador y rey de la ciudad de Corinto.
Hijo de Eolo y de Enarete.
Era un déspota muy astuto que engañó tres veces a los dioses.
Hasta que estos se hartaron de sus mentiras y le impusieron una condena ejemplar.
El castigo consistía en trabajar durante toda la eternidad.
Pero no precisamente picando las teclas del último Macbook pro M2 Max, no.
Tenía que empujar una roca gigante cuesta arriba en una montaña hasta llegar a la cima.
Pero justo cuando estaba a punto de alcanzarla, la enorme piedra se escapaba de sus manos y rodaba de vuelta hasta el punto de partida.
Y así cada día, en un bucle infinito.
El rey condenado es hoy el símbolo de todos aquellos que viven atrapados en un trabajo inútil y sin esperanza.
Mira.
Las reglas del juego han cambiado radicalmente en los últimos meses.
Si en tu día a día no usas asistentes como Github Copilot o Chat GPT vas unos cuantos pasos por detrás.
Y no me digas que no usas Copilot porque es de pago.
O porque no quieres alimentar a la bestia que te va a dejar sin trabajo.
A eso llegas tarde.
Llevamos años subiendo contenido a Github y entrenando su modelo con nuestro código.
Es lo que tiene lo gratis, hasta que te das cuenta de que el producto eres tú.
Así que ahora lo único que puedes hacer es sacarle partido, si no lo haces serás más lento que los demás.
Verás.
Los developers nos repetimos constantemente, en ese sentido somos un poco Sísifos.
Cómo decía @rafael_casuso en un tweet: “Programamos lo mismo una y otra vez y la IA sólo lo está demostrando”.
Pero lo peor no es eso.
Lo peor es que repetimos patrones y principios mal aprendidos.
Si queremos sacarle todo el potencial a asistentes como Copilot o ChatGPT tenemos que entender que lo que nos está sugiriendo es realmente buen código.
Un mal programador, por mucha IA que use, terminará con un proyecto difícil de cambiar y de mantener.
Con demasiado acoplamiento y poca cohesión.
Y a la larga acabará igualmente sufriendo un software lleno de bugs en el que se pasará más tiempo tratando de entenderlo y depurando que desarrollando nuevas funcionalidades.
En cambio, un buen programador, que realmente sepa escribir código de calidad, mejorará su rendimiento de forma exponencial.
Tú eliges.