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Esto decían sobre él:
“Me he topado con muchas personas inteligentes en mi vida.
Conocí a Planck (el físico que tenía un programador chofer), von Laue y Heisenberg.
Paul Dirac era mi cuñado.
Leo Szilard, Edward Teller y Albert Einstein eran mis mejores amigos.
Pero ninguno de ellos era tan brillante como John von Neumann.
Muchas veces he mencionado esto en presencia de estos genios y nadie me ha corregido nunca.”
Eugene Wigner, premio Nobel de física.
“Te digo una cosa Herb:
¡Jonh puede hacer cálculos mentales diez veces más rápido que yo!
Y yo puedo hacer esos mismos cálculos diez veces más rápido que tú.
¡Entiendes ahora lo impresionante que es este hombre!”
Esta fue una conversación que tuvo Enrico Fermi, el creador del primer reactor nuclear, con el profesor de la universidad de Chicago Herbert Anderson.
Por si te interesa, esto lo leí en un libro muy muy top, llamado Historia de los lenguajes de programación de Manuel Rubio.
Bien.
John von Neumann tenía una memoria prodigiosa, se decía que era capaz de recitar los cien primeros números primos y que podía memorizar grandes cantidades de código máquina.
Fue un auténtico polímata, realizó importantes contribuciones científicas en materias tan diversas como matemáticas, mecánica cuántica, teoría computacional y economía.
Incluso fue una pieza clave en el famoso Proyecto Manhattan, nombre en clave con el que se conocía el desarrollo de la bomba atómica.
Durante esa etapa utilizaba los ordenadores Mark I de Harvard para realizar múltiples cálculos.
Estas máquinas electromecánicas creadas por IBM eran unos monstruos enormes, ocupaban habitaciones enteras.
Tenían unas dimensiones de más de 2 metros de alto por 15 metros de largo y pesaban más de 5 toneladas.
Por aquel entonces en la universidad de Pensilvania estaban finalizando el desarrollo de un ordenador que era 1000 veces más rápido que el Mark I, el ENIAC.
Pero tenía un problema: mientras que los Mark I eran “fáciles” de programar, en el ENIAC tenían que reconectar múltiples piezas para realizar un trabajo específico.
Aunque era mucho más rápido en la ejecución, el tiempo necesario para cargar un programa era muy superior.
John von Neumann, fascinado por la velocidad del ENIAC, empezó a colaborar con sus creadores para crear una nueva máquina que fuera igual de rápida pero sin tantas limitaciones a la hora de cargar un programa.
Esta máquina, que denominarían EDVAC, debía tener toda la memoria posible para ser capaz de almacenar no solo los datos de entrada del programa sino también su propio código.
Gracias al desarrollo de la EDVAC surgió la arquitectura von Neumann, 70 años después sigue siendo la base de la mayoría de los ordenadores modernos**.**
Por cierto, el primer programa creado para la EDVAC fue un algoritmo de ordenación programado por el propio John von Neumann conocido como merge-sort.
Aún hoy en día sigue siendo uno de los algoritmos de ordenación más rápidos que existen.